TIEMPO
Aproximadamente dos
años esta historia fue escrita en los tiempos infames de la dictadura de
Carías, logró plasmar la mezquindad de las clases dominantes hondureñas y sus
políticos al servicio del capital extranjero. Esta novela
está ambientada en la década de los cuarentas. Tiempo durante el cual las compañías bananeras ejercían un
control supremo sobre las vidas de los campeños de dicha región.
Toma lugar en los
campos bananeros del litoral Atlántico de Honduras. Los sectores
democráticos y populares de Honduras vivían un proceso de acumulación de
fuerzas muy importante, destinado a cambiar el clima de brutalidad, de negación
de todo derecho.
Ese proceso culminó con la gran huelga bananera de
1954, la que, si bien no logró todos los propósitos de los trabajadores,
produjo cambios sustanciales en la historia de nuestro país.
ESPACIO
Espacio: Campos bananeros del litoral Atlántico de Honduras.
Era un espacio contaminado e incómodo.
El autor
empieza su relato en el ambiente de una de las oficinas de las compañías,
llamando la Central esta era un grupo de oficinas y búngalos diseminados
en un amplio espacio de terreno sembrado de grama, laureles y palmeras. Todos
los edificios, limpios, higiénicos y hermosos, tenían un aspecto elegante y
atractivo que daba impresión de vida, de juventud, de holgura, de placidez y de
belleza. Las emparradas, las flores en las escalinatas, las persianas de
colores, los pisos encerados Y relucientes, todo en estas casas demostraba buen
gusto, lujo y comodidad. Allí estaban las oficinas centrales de las
plantaciones de banano que la Compañía Frutera usufructuaba en el extenso,
soleado y fértil valle del Aguan, y, también, las cómodas habitaciones de los
jefes gringos y altos empleados nacionales. La dolora propiedad de Luncho López
la cual quería ser comprada por el terrateniente mister.
siempre hay
alguna injusticia de parte de la Compañía que provoca la indignación de los
cámpeños. Aunque no todos tienen la misma conciencia de su situación, hay
quienes se han acostumbrado a la opresión, la ven como lo más normal del mundo,
y no protestan. Pero el grupo de Máximo Luján va adquiriendo cada vez más
conciencia social. En contra de los que proponen la violencia ciega como
respuesta a la opresión como el viejo Lucio Pardo Luján propone que la victoria
de la clase obrera reside en su capacidad de organización, y que hasta que no
hayan creado su propio partido político y derribado a la dictadura no podrá
haber un cambio en las condiciones de vida de los campeños.
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