MARCO HISTÓRICO
El 8 de Octubre de 1943 fundo Ramón Amaya Amador, con su
amigo Dionisio Romero Narváez, el semanario “ALERTA”, en el que se consagro a
la defensa de los intereses de los trabajadores bananeros. Este paso, que
puede considerarse significante en una época distinta a aquélla, constituye una
muestra formidable de la compatibilidad y la entrega incondicional de Ramón
Amaya – Amador a las cosas de nuestro pueblo, pues entonces vivíamos bajo
en terror de la dictadura encabezada por Tiburcio Carias Andino, que se apoyaba
en el desenfreno de los famosos “comandantes de armas”, es decir, sus
principales testaferros, que contaba con autorizaciones en blanco para hacer su
voluntad en cada pueblo.
La aparición del
semanario “ALERTA” bajo aquellas condiciones, significaba un desafío temerario,
que solo al poder de un régimen abiertamente despótico, sino también a los
medios represivos de las compañías bananeras, las cuales disponían de sus
propios recursos en tal sentido. Prueba de ello es que, poco tiempo después de
fundado el periódico, Amaya-Amador fue detenido y llevado a las cárceles de La
Ceiba, donde el comandante de Armas respectiva –el famoso general Rufino
Solís- ordeno darle una soberana paliza para obligarlo a retirarse de sus
actividades revolucionarias. El parque central de la bella ciudad norteña fue
testigo de semejante barbarie.
Prisión verde se escribió en la
decadencia de cuarentena. Entonces los sectores democráticos y populares
de Honduras Vivian un proceso de acumulación de fuerzas muy importante,
destinado a cambiar el clima de brutalidad, de negociación de todo derecho,
manteniendo bajo la dictadura terrateniente-burguesa de 1954, la que, si bien
no logro todos los propósitos de los trabajadores, produjo cambios sustanciales
en la historia de nuestro país.
Los antecedentes preparativos de este hecho
extraordinario fueron los esfuerzos organizados de los obreros del banano en
distintos puntos del vasto imperio, así como los conatos insurrecciones
llevados a cabo durante la década del cuarentena, e incluso antes.
Amaya Amador, sufriendo en carne propia la inhumanidad
explotación de los monopolios yanquis y protagonista el mismo de los esfuerzos
reivindicativos de los “campeños”, creyó útil escribir la historia de las
tantas luchas frustradas que por entonces tuvieron lugar y que, como lo hemos
dicho ya, no fueron otra cosa que los elementos acumulativos de la gran
explotación de 1954. Esta historia es “Prisión Verde”.
La mejor obra de Ramón Amaya Amador es, sin duda alguna,
Prisión Verde, escrita inicialmente en verso, pero después vaciada al sobrio
lenguaje de la prosa, aunque con rastros indudables de la primera versión.
Este libro recoge la experiencia, dolorosa y brutal,
del novelista como trabajador bananero. Es, en cierto sentido, una
obra-testimonio, pues, como en todos los trabajos de Amaya Amador, en ella se
cuenta fielmente la historia cotidiana de nuestro pueblo. Por eso pudo también
decir, siguiendo el hilo de Balzac: "la sociedad hondureña es el
historiador y yo no tengo más que ser su secretario
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